“Cada generación cree que su locura no tiene precedentes, pero somos humanos y tendemos a repetirnos a nosotros mismos”. – Chesterton

El arte es un reflejo del contexto social, económico y político en el que vivimos, los casos y momentos históricos en los que se ha cuestionado a la justicia son innumerables. Es increíble como año tras año hay artistas llamándonos a voltear a ver espacios públicos y privados para cuestionarnos, brindarnos nuevas ideas, colores y hasta pensamientos que se vuelven luchas.


¿Cuántas veces te has parado a observarlos? ¿cómo has permitido que la información entre a tu cuerpo? ¿has pensado que la persona que esta justo a lado tuyo probablemente no esté sintiendo lo mismo que tú?, mientras que a ti te atraviesa una obra de arte que conectó con una parte que ya habías olvidado.


¿Qué es lo que nos preguntamos cuando hablamos de arte? ¿a quién volteamos a ver cuando hablamos de justicia?

Al juez, a la población, ¿al que grita más fuerte o al que murmulla? ¿quién nos enseño lo poco de lo justo, los que ya no están o los que nos rodean? Esas preguntas son las que nos taren aquí.


Hay imágenes e historias que trasmiten verdades inconclusas y esculturas que son moldeadas con una mano de la historia, pero lo interesante es que todas las obras nos están diciendo algo, buscan dialogar con nosotros, ya sea de manera estética o filosófica. El arte más allá de tener una función social participa de manera implícita en la sociedad, ya sea o no interés del artista;
es una manera de comunicar lo que no es escuchado, de transmitir lo que no se puede pronunciar con palabras, es no caber en lo mucho que hay que decir.


La justicia es un tema que se paró frente a nosotros desde los tiempos más antiguos para poder discernir entre lo que está bien y lo que está mal, para identificar lo que nos hace sentido “común”, sin embargo, el sentido común no ha significado lo mismo para todos, eso es lo cautivador de mirar a través de otros ojos. Por ejemplo, en la siguientes obras:


Edipo y Friné fueron juzgados por lo mismo, ella fue absuelta y el no


Estas dos obras transcurren prácticamente en el mismo contexto, pero son pintadas por diferentes artistas en diferentes épocas. Ambas son situadas en Atenas alrededor de 350 A.C. – 400 A.C.


Atenas era un lugar de sabios, se dice que la gente merodeaba ensimismada en sus pensamientos por las calles.


“Y entonces nos reunimos bastantes. Y cada uno habló de luchar lo más posible
por limpiar este lugar de oscuridad”. – Filipo


Atenas fue la cuna de la democracia.


Por un lado, tenemos “La muerte de Sócrates” de Jacques-Louis David y por el otro lado a “Friné ante el Areópago” de Jean- Léon Gerome. Se decía que los dos pecaban de impiedad, ya que ambos carecían de fe religiosa hacia el dios que se les había impuesto.


De él se susurraba que motivaba a los jóvenes a no creer en los dioses de la ciudad, los corrompía; poetas, políticos y grandes oradores lo habían señalado por su sabiduría.

Sócrates aparece como un hombre que está dispuesto a aceptar su castigo con el único fin de que cambie algo en la sociedad.


Además de la gran escena que representa David en esta pintura, es interesante pensar en lo que estaba viviendo el artista. Algunos dicen que es una alegoría a la Revolución Francesa, donde se critica a la monarquía del momento y el exceso de poder que termina en muerte.


Friné también era acusada de impiedad, ella cometió el delito de compararse con la diosa Afrodita, hay pocos relatos sobre su juicio, sigue en duda si fue su desnudes, su inocencia o su belleza la que hizo que le perdonaran la muerte. Esta obra representa el momento en el que Hipérides (su abogado) toma como último recurso desnudar a Friné para que sea absuelta, los
gestos del tribunal lo dicen todo, quedan amonados. En lo personal me llama la atención saber ¿quién es el personaje que está detrás de Hipérides? Se muestra a un ser curioso, oscuro, como si estuviera esperando algo.

Tal vez en algunos países ya no somos condenados por nuestras creencias religiosas o por compartir nuestros conocimientos con los que nos rodean. Sin embargo, hay otros factores que delimitan ser penado o no, hay cosas que valoramos más que otras. ¿Por qué Friné es absuelta por su belleza y Sócrates es condenado por su sabiduría cuando pecan de lo mismo? ¿cuántas veces se usa la desnudes o la corporalidad femenina para ser absuelto? ¿cuántos hombres se entregan a muerte o a la pena por sus ideales?


Pareciera que no estamos tan lejos de estas obras que fueron pintadas hace más de 100 años.